Nuestro viaje a París lo realizamos en abril de 2011 aprovechando las vacaciones de Semana Santa. Nuestra salida desde Madrid fue el viernes anterior y la vuelta el mismo Jueves Santo.
En total fueron 6 días completos en los que visitamos prácticamente todos los lugares importantes que visitar en París. Nos quedamos con ganas de conocer más rincones de la capital francesa pero eso lo haremos en otro viaje.
Aquí tienes el diario donde te contamos nuestras aventuras por la capital de Francia y te mostramos los mejores puntos de interés que ver en París.
La preparación del viaje
Para realizar nuestro viaje a París volamos con Iberia al Aeropuerto de Orly, mismo aeropuerto desde el que volveríamos a Madrid. Había vuelos más baratos pero te dejan en el de Beauvais, a 80km de la ciudad pero creemos que no compensa el ahorro de dinero con el tiempo que pierdes y molestias por ir más lejos.
El alojamiento elegido, como siempre en hoteles.com fue el Hotel Andrea Rivoli, situado muy céntrico a pocos metros de la Catedral de Notre Dame. Era un hotel muy sencillo pero los precios tan caros de París obligan a ello si quieres estar en el centro y no perder tiempo en transportes.
También decidimos comprar la París Museum Pass para poder beneficiarnos de descuentos, entradas gratuitas y evitar colas.
Día 1. Ile de la Cité, Le Marais y Montmartre
Nuestro primer día en París fue muy bien aprovechado. Quizás parece que visitamos demasiadas cosas, pero si te organizas bien te da tiempo y lo puedes ver todo.
Muy temprano fuimos hasta Sainte Chapelle y la Conciergerie, monumentos imprescindibles de la Ile de la Cité, donde también está la Catedral de Notre Dame, a la que entramos sin esperar demasiadas colas. Tras dar un paseo por la isla y admirar el Pont Neuf, cruzamos a la isla vecina, Ile de Saint Louis, con sus espectaculares edificios y de ahí a la famosa Plaza de la Bastilla.
Allí comienza Le Marais, uno de los barrios con más ambiente de París. Allí visitamos la Place des Vosgues, donde está la Casa de Víctor Hugo, el Hotel de Ville, que es el Ayuntamiento de París, la concurrida y comercial Rue de Rivoli, el Centro George Pompidou y la maravillosa Iglesia de Saint Eustaque, joya del gótico.
Acabamos el día dando un paseo por el bohemio Barrio de Montmartre, donde se encuentra el Moulin Rouge, la Place du Tertre, el Museo Dalí o la Basílica de Sacre Coeur, uno de los monumentos más conocidos de París.
Día 2. Paseo por el Barrio Latino y visita a la Torre Eiffel
Nuevamente comenzamos muy pronto el día para aprovecharlo al máximo. Andando desde nuestro céntrico hotel fuimos hasta el Barrio Latino, del que hay que decir que tiene más ambiente de noche pero que por el día también tiene su encanto.
El primer monumento que nos encontramos fue la Iglesia de San Severin, donde está la campana más antigua de París. Después fuimos hasta La Sorbonne, la famosa universidad, y finalmente el Pantheon, otro monumento imprescindible que ver en París. Su interior es tan espectacular como el exterior. Junto a él está la Biblioteca de Santa Genoveva y la Iglesia de Saint Etienne du Mont.
Nuestro siguiente destino, paseando, fue alcanzar los Jardines de Luxemburgo, unos de los más bonitos de París y descansar en las famosas sillas verdes que hay en sus parques. Tras admirar el parque fuimos hasta la famosa Iglesia de Saint Sulpice, célebre por El Código da Vinci.
Desde allí se acceder al lujoso Barrio de Saint Germain des Pres, donde está la iglesia del mismo nombre, el Institut de France y de donde parte el famoso Pont des Arts.
Nuestro día finalizó en la Torre Eiffel, el monumento más visitado de la ciudad y al que es imprescindible subir. No tuvimos que hacer demasiada cola pero aunque hubiera sido más tiempo hubiera merecido la pena por las vistas que se tienen desde ella, tanto del cercano Campo de Marte como del resto de la ciudad. Los Jardines del Trocadero fueron el punto y final de este día.
Día 3. Del Museo del Louvre a los Campos Elíseos
Nuestro tercer día iba a comenzar en el Museo del Louvre. Gracias a la París Museum Pass pudimos acceder sin colas, algo de agradecer en este enorme museo del que es imposible visitar todo.
Nos centramos en lo importante, como la Victoria Alada de Samocracia, la Venus de Milo, el Escribá Sentado y los cuadros más importantes, entre los que destaca La Gioconda sin quitar mérito a la Virgen de las Rocas, el Autorretrato de Durero o la Coronación de Napoleón. Pero en este museo hay infinidad de obras de arte que no podemos enumerar en pocas líneas.
Tras salir por la famosa pirámide nos relajamos en los Jardines de las Tullerías, antes de visitar la Place Concorde, con el obelisco traído de Luxor, los Palais de la Exposición Universal de 1900 y cruzar el Puente de Alejandro III, el más bonito de París, para llegar a Les Invalides.
Les Invalides es otro monumento imprescindible. Allí, además de diferentes museos, se encuentra el Dome, donde está la Tumba de Napoleón, tan ostentosa como fue su vida.
Desde allí fuimos hasta el Arco del Triunfo, para subir a su terraza y tener unas vistas geniales de los Campos Elíseos y el resto de calles que parten de él y disfrutar del resto del día de la avenida más famosa de París.
Día 4. Disfrutando de Disneyland París
Este día tocaba alejarse del centro de la ciudad para disfrutar del parque de atracciones más famoso de Europa, Parc Disneyland. Hasta allí fuimos en el RER en un viaje cómodo y no demasiado largo.
En las taquillas las colas eran largas pero nosotros ya llevábamos las entradas compradas e impresas así que no tardamos en entrar. Eso sí, en su interior poco a poco cada vez había más gente hasta el punto de que no pudimos disfrutar del parque como nos hubiera gustado.
Aún así, pudimos disfrutar de algunas atracciones, de espectáculos y también de sus tiendas y por supuesto del desfile de los personajes Disney con el que finaliza el día.
Tras un día completo en Parc Disneyland volvimos, agotados, al hotel a descansar.
Día 5. El Palacio de Versalles y el Museo de Orsay
Aunque ya estábamos cansados del intenso viaje a París, todavía nos quedaba mucho por ver. Este día volvíamos a coger el RER para ir hasta uno de los lugares imprescindibles que visitar en París, el espectacular Palacio de Versalles.
Allí también las colas eran inmensas e incluso llevando la Paris Museum Pass tuvimos que esperar bastante. Dentro había también un gran agobio con tanta gente pero eso no nos impidió disfrutar del interior del increíble palacio.
La visita a los Jardines de Versalles fue más llevadera pues al ser tan grandes no parece que haya tanta gente. Y sin duda, son de los jardines más bonitos que hemos visitado. Allí está también el Gran Trianon y los Dominios de María Antonieta.
Tras comer en un restaurante cercano al palacio volvimos al centro y visitamos el Museo de Orsay, el que está dedicado a los impresionistas.
Se encuentra en una antigua estación de ferrocarril y nos encantó. Para nosotros es incluso más interesante que el Louvre. Acabamos el día en los Jardines del Palais Real.
Día 6. Último día en París
Llegaba nuestro último día en París. Pero como el vuelo salía a última hora de la tarde, todavía pudimos disfrutar mucho más de la capital francesa.
En primer lugar fuimos hasta la Ópera Garnier, donde pudimos disfrutar tanto de su bonita fachada como de su increíble interior, sin dejar de mirar a la famosa lámpara que cae en El Fantasma de la Ópera. Impresiona la Galería de los Espejos.
Muy cerca está la Iglesia de la Madeleine, mitad barroca, mitad neoclásica. Su fachada, que recuerda a un templo griego, nada tiene que ver con su interior, y quizás este es el mayor atractivo de esta curiosa iglesia.
La Place Vendome, con sus tiendas de lujo y el Hotel Ritz, fue nuestro siguiente destino, antes de pasear por las calles aledañas como la Rue Saint Honore
Así habíamos completado todas las visitas previstas en París pero todavía nos quedaban unas horas antes del vuelo por lo que decidimos coger el metro para regresar al punto más interesante de París, la Torre Eiffel, a la que admiramos desde los vecinos Jardines del Trocadero.
Tras esta visita nos fuimos hasta el aeropuerto para volver a España y poner punto final a nuestro espléndido viaje a París.
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