En el verano de 2021, tras más de un año de pandemia que prácticamente impidió viajar a cualquier parte, el virus nos dio un respiro y nos fuimos de nuevo de vacaciones a una de las comunidades más bonitas de España, la preciosa Cantabria.
Cantabria tiene muchos rincones por descubrir y como ya la habíamos visitado con anterioridad en esta ocasión decidimos visitar lugares nuevos, pero también repetir algunos que ya conocíamos. Nuestro anterior viaje lo puedes leer en nuestro diario de viaje a Cantabria y Euskadi de 2013.
Aquí os contamos cómo fue nuestro viaje a Cantabria de 6 días del verano de 2021.
La preparación del viaje
Ya sabéis que siempre que viajamos por España preferimos ir en nuestro propio coche por la libertad que te da a la hora de realizar excursiones y aprovechar todas las ventajas de viajar en coche.
Como también es costumbre, reservamos nuestro alojamiento en hoteles.com, donde se pueden conseguir noches gratis, pero a diferencia de otras veces en las que buscamos alojamiento con antelación, esta vez lo hicimos muy poco tiempo antes, pues por la pandemia lo mejor es no hacer planes con mucha antelación por si acaso luego no los puedes cumplir.
Así que, tuvimos muy poco para elegir, pero el hotel elegido fue un gran acierto. Se trataba del Aparthotel Dunas de Liencres, situado muy cerca de Santander en una zona muy tranquila junto a la autopista. Nos encantó no solo su situación sino también su programa de ocio infantil así como su inmensa piscina, en la que los niños disfrutaron mucho.
Eso sí, por culpa de la pandemia, el buffet del desayuno era asistido. Y lo cierto es que ese tipo de buffets no nos gusta nada pero bueno es lo que toca en estos tiempos, aunque cada vez hay más hoteles que vuelven al buffet tradicional.
Día 1. De camino a Cantabria. Parada en Frómista
Tras mucho tiempo sin poder viajar por fin llegaba el día en el que volvíamos a hacerlo. Salimos de Madrid en dirección al norte con la intención de llegar a mediodía a la localidad palentina de Frómista, una de las más bonitas de la provincia.
Como sabéis, la provincia de Palencia está repleta de monumentos románicos. Y Frómista es uno de esos lugares donde no podían faltar. Allí se encuentra la imponente Iglesia de San Martín de Tours, que fue construida durante el siglo XI y que es uno de los mayores ejemplo del románico europeo. Una auténtica joya.
Pero en Frómista también se encuentran otros lugares de interés, como la Iglesia de San Pedro o la esclusa cuádruple del Canal de Castilla, junto a un tramo del Camino de Santiago. Una increíble obra de ingeniería y un lugar perfecto para que los niños comprendan la importancia del canal en su época y cómo es una esclusa.
Tras la visita a Frómista continuamos nuestro camino hasta Cantabria y nuestro hotel donde acabamos pasando el resto de la tarde disfrutando de su piscina, y sus frías aguas, y de la minidisco de la animación del hotel que los niños disfrutaron como nadie.
Día 2. El Parque de Cabárceno
En nuestro segundo día en Cantabria decidimos visitar el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, un lugar muy recomendable no solo para los niños sino también para cualquier adulto. En este parque los animales se encuentran en semilibertad sin que se parezca a un zoológico tradicional y donde el respeto a los mismos es fundamental.
El Parque de Cabárceno es enorme. Gigantesco. Por eso hay que visitarlo en coche. Se entra a él a través de unas taquillas en las que no te debes ni bajar del coche y dentro hay diferentes aparcamientos donde dejar el coche y así poder ir hasta donde se encuentran los animales, en recintos enormes que recrean perfectamente su habitat.
Tan solo hay una zona donde no te puedes bajar del coche, la zona de la Fauna Ibérica, donde se ven monos de Gibraltar y ciervos campar a sus anchas y cruzar incluso la carretera. Otro de los grandes atractivos de Cabárceno son sus teleféricos con los que puedes admirar los animales desde otro punto de vista.
Lo que nosotros recomendamos es visitar todo el parque en coche y después finalizar con el teleférico. Por cierto, la visita te llevará prácticamente todo el día pues como hemos dicho el lugar es enorme y las distancias bastante grandes. Por comer, no te preocupes, te puedes llevar tu propia comida ya que hay numerosos merenderos o comer en alguno de sus restaurantes.
Tras la visita al Parque de Cabárceno, el día lo terminamos cenando en el centro de Santander y dando un paseo por los alrededores de la Plaza de Pombo.
Día 3. Liérganes y la Península de la Magdalena
Comenzaba un nuevo día en Cantabria y tras un buen desayuno emprendimos camino hacia Liérganes, uno de los municipios de los valles pasiegos y catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. Y desde luego que lo es.
Tras aparcar en Liérganes nos dirigimos, cruzando el Río Miera, hasta el Ecomuseo Fluviarium, un museo ecológico que explica la flora y fauna de los valles pasiegos de una forma muy amena a través de vídeos, acuarios, maquetas y donde se dedican a difundir el respeto por la naturaleza y su conservación. Unos de sus grandes atractivos son las nutrias que allí cuidan y también hay que destacar la amabilidad de las personas que allí trabajan.
Tras la visita volvimos a cruzar el río y nos dirigimos hacia el principal atractivo de Liérganes, la estatua del Hombre Pez, que junto al puente que cruza el Miera forman un conjunto espectacular. ¿Conocéis la leyenda del Hombre Pez? Podéis conocerla en nuestro artículo dedicado a Liérganes.
Nuestro paseo por Liérganes lo finalizamos admirando su centro histórico repleto de palacios y casonas. Sin duda, un lugar maravilloso.
Tras la comida, nos fuimos hasta Santander para visitar la Península de la Magdalena. Hemos estado varias veces en Santander y curiosamente nunca habíamos visitado esta zona. Siempre lo veíamos a lo lejos pero nada más.
En la Península de la Magdalena visitamos el Parque Marino, las 3 carabelas de Museo El Hombre y la Mar y por supuesto nos sorprendimos con el espectacular Palacio de la Magdalena, así como las esculturas que abundan en la península y otros lugares de interés.
Mención especial merece también el parque infantil gigantesco que hay junto a la Playa de Bikinis. Sin duda, el lugar que más gustó a los niños.
Para finalizar el día fuimos hasta las Playas de Liencres, repletas de gente por el día soleado, y de nuevo a disfrutar de la piscina del hotel y la minidisco.
Día 4. Bárcena Mayor y San Vicente de la Barquera
Uno de los pueblos más increíbles que puedes encontrar en Cantabria es Bárcena Mayor, situado en el interior de la comunidad al que se llega atravesando otra de las maravillas de la zona, el Valle de Cabuérniga. Allí llegamos admirando el Río Saja y numerosos pueblos, cada uno más bonito que el anterior.
Pero Bárcena Mayor sobresale sobre todos ellos. Allí hay que ir, no se pasa por él, porque la carretera termina en el pueblo. Y merece la pena. Llegamos bastante pronto y el parking que hay a las afueras estaba casi vacío, al contrario que cuando nos íbamos que ya estaba lleno y por la carretera iban decenas de coches hacia allí.
Por eso, si queréis visitar Bárcena Mayor lo mejor es que vayáis a primera hora. De no ser que queráis disfrutar de un estupendo cocido montañés, plato típico de todos los restaurantes del pueblo.
Las calles y casas de Bárcena Mayor parecen llevarte a otra época. Allí parece que el tiempo se detuvo y el paseo por sus calles resulta impresionante. Sin duda, uno de los lugares más bonitos que hemos visto en Cantabria.
Tras la visita, como aún era pronto para comer, decidimos volver por el Valle de Cabuérniga y dirigirnos a San Vicente de la Barquera para disfrutar de la mejor comida marinera en uno de sus restaurantes.
Por la tarde habíamos quedado con una amiga que vive en Cantabria desde hace unos años y que hacía tiempo que no veíamos. Con ella visitamos su pueblo, La Cueva, y la vecina y turística Puente Viesgo, mientras nuestros hijos disfrutaban con los suyos.
Día 5. Paseo en barco por la bahía de Santander y visita a la Costa Quebrada
Nuestro viaje por Cantabria ya iba tocando a su fin pero todavía nos quedaba mucho por hacer. En este quinto día íbamos a volver a Santander para hacer un paseo en barco por la bahía. Una experiencia inolvidable.
El barco zarpaba desde los muebles que hay junto a la Plaza de Pereda y hace un recorrido por la bahía viendo desde un lugar diferente la ciudad de Santander a la vez que te van contando historias sobre los monumentos que se ven y otras curiosidades.
A la ida, el barco va hacia la Península de la Magdalena y luego en paralelo a las Playas del Sardinero hasta llegar al Cabo Menor, donde entra en mar abierto y da la vuelta para volver rodeando la Isla de Mouro y acercándose a la Playa de El Puntal. Un paseo en barco que nos encantó a pesar del viento. ¡Y de lo que se movía el barco! Y eso que la guía decía que ese día el mar estaba en calma.
Tras desembarcar dimos un paseo junto a la Catedral de Santander y fuimos a comer a la Plaza Porticada, una de las más bonitas de la ciudad.
Tras la comida, cogimos el coche y nos dirigimos hacia una de las zonas de la costa más espectaculares de Cantabria aunque no es de las más conocidas. Hablamos de la Costa Quebrada, un paraíso natural repleto de acantilados y una maravilla de la geología.
Nuestro destino era la Playa de la Arnía. Un lugar que te deja sin palabras gracias a su flysch, un conjunto rocoso de más de 90 millones de años de antigüedad que no puedes dejar de admirar siendo un lugar desde el que nunca te querrías ir. Desde allí, parte un sendero por lo alto del acantilado que te lleva a la vecina Playa de Covachos.
El recorrido entre las playas tiene unos 500 metros y es algo realmente increíble. Decir que vas muy cerca del acantilado y que hay que extremar la precaución sobre todo si vas con niños, como era nuestro caso, pero fue una experiencia inolvidable.
Así finalizaba nuestro último día completo en Cantabria. Al día siguiente tocaba volver a casa pero todavía nos quedaba otro rincón por descubrir.
Día 6. El Nacimiento del Río Ebro y vuelta a casa
Despertamos por última vez en Cantabria durante este viaje y tras el desayuno emprendimos el camino de vuelta a casa. Pero todavía nos quedaba una maravilla más por descubrir.
Tras atravesar el Valle del Besaya gracias a la autovía que une Cantabria con la meseta, llegamos a Reinosa donde cogimos una carretera que te lleva hasta Fontibre, el lugar donde se sitúa el nacimiento del Río Ebro, el segundo río más largo de los que desembocan en el Mar Mediterráneo, solo superado por el Río Nilo.
Una vez aparcamos, bajamos hacia la Fuentona de Fontibre atravesando un bosque de chopos y fresnos en un lugar donde se respiraba una tranquilidad total pues estábamos prácticamente todo. En el lugar donde emerge el Río Ebro como un pequeño riachuelo camino del Mediterráneo se sitúa un monolito de piedra coronado por una imagen de la Virgen del Pilar.
Y así terminaba nuestro viaje de 6 días por Cantabria.
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